El Café Cantante El Burrero, un espacio testimonial del germen del flamenco

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El Café Cantante El Burrero, un espacio testimonial del germen del flamenco




Las fotografías del Café Cantante El Burrero de Sevilla, con un elenco de artistas y la primera clientela posando, es quizás la imagen más emblemática que realizó Emilio Beauchy Cano. Fechada entre 1885 y 1888, estas fotografías son un documento único y muy valioso para conocer el origen de estos espacios escénicos que sirvieron de germen del flamenco.

Reproducida en numerosas exposiciones y publicaciones, la albúmina más famosa del fotógrafo sevillano fue adquirida en mayo de 1891 por Emily Sibley, quien la compró directamente al autor, como dejó escrito en el margen de la foto, y cuyo archivo está en el Memorial Art Gallery (Nueva York, USA). Aunque en 1895 el escritor francés Pierre Loüys reveló en una misiva al director de teatro Firmin Gémier que había encargado varias imágenes inéditas en Francia del café del Burrero «al mejor fotógrafo de Sevilla» (Beauchy, de la calle Rioja).

En el portfolio de esta web encontrarán varias fotografías muy parecidas sobre el Café Cantante, solo diferenciadas por la postura que adoptan algunos de los presentes. Y es que el autor realizó una serie sobre El Burrero que reprodujo en numerosas albúminas, repartidas por medio mundo entre instituciones y colecciones privadas. La Hemeroteca de Sevilla cuenta con una de ellas fruto de la donación en 1996 del holandés P.A.M. Boele Van Hensbroek, nieto de un importante coleccionista de fotos, como puede verse en este artículo publicado en ABC del día de la entrega del legado en Sevilla. Entre los poseedores de copias quizás la más renombrada sea la Colección C. Teixidor.

A pesar de que en muchas publicaciones la fotografía del Café Cantante esté datada hacia 1881, investigadores de la Universidad de Sevilla, la acotan unos años mas tarde. Las diferentes ilustraciones que se conservan, como pueden ver en este álbum, representan momentos de una misma escena, en un café cantante de la ciudad. La presencia de niños y el escaso público, indican que probablemente esta imagen se tomó en las primeras horas de la tarde. Sin embargo, en ella aparece un cuadro de más de una docena de artistas (entre cante, baile y guitarra) de cierto prestigio para la época.

La composición de esta fotografía y sus detalles también han sido objeto de análisis a lo largo de todos estos años. El Diccionario Enciclopédico ilustrado del Flamenco (Edit. Cinterco, 1988) de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruíz, publicó una información sobre el Café Cantente ilustrada con el dibujo de José García y Ramos (Sevilla, 1892), como aparece en la imagen de la derecha, en el que se proporcionaba algunos detalles de este espacio tan emblemático.

En el centro de la fotografía de Beauchy Cano destaca la presencia de pie, con mantón blanco, Concha ‘La Carbonera’. El Café El Burrero inicialmente estuvo situado en el número 1 de la calle Tarifa, esquina con Amor de Dios, en Sevilla. Anteriormente fue una academia de baile y posteriormente se convirtió en Salón del Recreo, bajo la gestión del malagueño Luis Botella, que contó con la colaboración de Silverio Franconetti. Unos años después, en 1875, Botella se marchó y el histórico Franconetti se hizo cargo de dicho salón, asociándose posteriormente  con Manuel Ojeda Rodríguez, conocido como El Burrero, porque  se dedicaba a la venta de leche de burra. El local pasó a llamarse primero Café de la Escalerilla y luego Café Cantante o Café del Burrero como se le conocía en Sevilla, cuando con él se quedó M. Ojeda, después de separarse en 1881 de S. Franconetti. Este, al año siguiente, abrió otro en el número 4 de la calle Rosario, que pasaría a ser conocido como el Café de Silverio.

El Burrero llegó a ser uno de los mas famosos de España, con actuaciones tan celebres como la de la mítica Gabriela Ortega, la madre de los Gallos. También actuaron entre otros El Canario, La Peñaranda, Juan Breva, la Rubia de Málaga y el rival de Chacón, el cantaor gaditano Francisco Lema Ullet, conocido como Fosforito El Viejo, que fue protagonista de una célebre disputa con el Café de Silverio. En 1888,  El Café El Burrero fue trasladado al número 11 de la calle Sierpes, con puertas a la calle Azufaifo y calle de la Pasión hasta que hacia 1897 se cerró el local.

Este café fue motivo de glosas literarias, inspiración de pintores e incluso de una novela ‘Las noches del Café Burrero’, de Francisco Hidalgo Aznar, en 2004.

El Café Cantante es, además, un claro ejemplo de su influencia en cartelería publicitaria, como la empleada por la Universidad de Sevilla  para anunciar una conferencia en la Facultad de Comunicación; en eventos como el titulado ¡Viva el Café Cantante!; y en la pintura, en postales antiguas como la de ‘Recuerdo de Sevilla’ o en cuadros como el de José Gutiérrez Solana (1886-1945), quien llegó a copiar casi literalmente el encuadre y parte de los personajes en su pintura titulada ‘Café Cantante‘ (imagen inferior).

 

2 comments

  1. Interesante artículo y muy ilustrativo de una época en la que el flamenco iniciaba su andadura social-comercial. En el libro «el cartel maldito» de Manuel Bohórquez podeis ver con detalle lo que eran los cafés cantantes y su repercusión en el flamenco. La muerte a puñaladas de Juan Reyes Osuna «el Canario» y otras fascinantes historias de lo jondo.

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